El plato semanal más solicitado:

26 octubre 2012

Lasaña de carne con champiñones portobello


Es un plato la lasaña al que se rinde cualquier comensal. La elaborada con carne suele ser la más común en un plato tan sencillo en su preparación como internacionalmente adaptado a costumbres, ingredientes autóctonos y usos en la cocina doméstica. En su versatilidad reside gran parte de la grandeza culinaria que le distingue al tratarse de un plato que admite variados rellenos sean cuales sean las preferencias gastronómicas. Entre mis preferidas destaca la marinera con gambas, berberechos, mejillones y una bechamel aderezada con caldo de pescado y vermú. Pero el otro día tocaba con carne y a mi hija Cari su elaboración. Le sugerí que a los ingredientes que normalmente usamos añadiéramos unos champiñones portobello, los cuales ya empiezan a verse en las verdulerías. Se trata de un hongo con menos agua, de color marrón y con un sabor agradable que aportaría al plato un agreste aroma a campo. Cari lo aceptó y se puso manos a la obra. Esta es su apuesta.

No me resistí poner unos portobello al
ajillo mientras se elaboraba la lasaña.
Ingredientes: Placas de lasaña, carne de cerdo y pollo (podéis sustituir esta última por ternera), aceite virgen extra, zanahorias, puerro, ajo, tomates y champiñones portobello. Para la bechamel: harina, mantequilla, leche, sal, pimienta y nuez moscada.

Elaboración: Mientras cocemos las placas de pasta en una cazuela con abundante agua, sofreímos en una sartén la mezcla de carnes de cerdo y pollo previamente picadas, que sazonamos con sal y una pizca de pimienta. Una vez ligeramente marcada reservamos y, en la misma sartén, rehogamos un puerro y una zanahoria cortada a dados, añadimos después el ajo, los champiñones y el tomate hasta lograr un sofrito sobre el que volcaremos la carne. Preparamos la bechamel en una cazuela a la que añadiremos una cucharada de aceite, otra de mantequilla, harina que vamos removiendo procurando evitar que se queme y, lentamente, incorporamos la leche hasta alcanzar la cremosidad deseada, con anterioridad habremos salpimentado y aromatizado con nuez moscada. Montar en la fuente de horno a la manera clásica por capas, cubrir con la bechamel y rematar con un parmesano o queso viejo para gratinar en el horno, de donde al cabo de unos minutos comenzó a salir un aroma irresistible que invadió la cocina. Descorchamos una botella de tinto, aliñamos una ensalada de rúcula y dimos cuenta de ese almuerzo festivo. Chapó Cari.

08 octubre 2012

Manitas y callos de cerdo con chorizo


Tenía unas manitas de cerdo ya cortadas y medio kilo de callos en el fondo del congelador esperando ese momento que se retrasaba por los calores del verano. Pero entrado el otoño, aunque el veranillo del membrillo aún persiste, manitas y callos llegaron al fin a la cazuela para mi deleite, pues en casa todo el mundo le da la espalda a la clásica casquería, aunque luego todos se acercan, hogaza en mano, a mojar en la salsa. Era la segunda vez que me atrevía con esta receta, el resultado del primer ensayo no me convenció, y algo de autoestima he ganado ahora, aunque todo es mejorable, son gajes y apuntes del autodidacta. Estoy pensando seriamente en matricularme a un cursillo de cocina.

Ingredientes: Manitas y callos de cerdo, dos o tres rodajas de chorizo (mejor si disponéis de la variedad ahumado), un taco de jamón serrano, aceite virgen extra, cebolla, tomates, ajos, laurel, azafrán en hebra, pimienta, pimentón dulce, clavo (opcional, yo no lo usé), vinagre, sal y una cayena. Los callos a la madrileña suelen incorporar morcilla, y si es a la andaluza combinan acertadamente con garbanzos.

Elaboración: En una olla de presión cocemos manitas y callos en abundante agua con una hoja de laurel y vinagre. Quince minutos después abrimos y desechamos el agua resultante. En otra cazuela (menos profunda y más amplia) sofreímos en aceite la cebolla, los ajos y el tomate con unas hebras de azafrán, salpimentamos e incorporamos la casquería con un taco de jamón, una cayena, los chorizos troceados y una cucharadita de pimentón. Mareamos y cubrimos con agua dejando que se cueza a fuego lento hasta trabar la salsa. Parece fácil ¿verdad? Pues ya llevo dos intentos y sigo añorando los de la taberna.

02 octubre 2012

Solomillos en salsa de almendras


Opté por ensayar la receta menos conocida en casa, acostumbrados como estamos a degustar este plato salido de las sabias manos de la tía María José, obteniendo un resultado desigual entre puristas y mis incondicionales paladares del grupo de natación, reunidos al fresco de una noche de verano en el jardín de casa. El ingrediente en discordia: la cebolla. Su uso frecuente, casi sistemático, en guisos de esta índole es ya costumbre en los fogones caseros, siendo un ingrediente prescindible en este plato, aunque yo no lo hice. En cualquier caso, con cebolla o sin ella, son las almendras la base que sustenta la salsa aportando un sabor suave y textura oleosa.

Ingredientes: Solomillos de cerdo, cebolla, ajos, almendras crudas, aceite virgen extra, sal, pimienta y azafrán en hebra.

Elaboración: Limpiad los solomillos del excedente de grasa que pudieran tener, cortad por la mitad y marcar en una cazuela con aceite y unas hebras de azafrán. Una vez dorado, reservad y en la misma cazuela pochar la cebolla con un ajo laminado y almendras crudas que previamente habremos machacado en un almirez. Rehogados estos ingredientes vertemos un chorreón de vino oloroso o brandy, esperamos a que el alcohol se evapore para incorporar los solomillos, mareamos y añadimos agua, o caldo de carne, hasta cubrir. Cerramos la olla y a fuego medio dejamos cocer una media hora. Una vez trabada la salsa, este plato está de toma pan y moja.

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